Cómo realizar una buena educación inclusiva

La educación inclusiva es un enfoque basado en la convicción de que todos los niños y niñas deben recibir la misma educación de calidad, independientemente de sus condiciones, sociales o culturales, incluidos aquellos con algún tipo de discapacidad. Es decir se debe promover una escuela que no exija ningún tipo de requisito de ingreso.

Esta corriente se basa en hacer efectivos los derechos humanos referentes a la igualdad de oportunidades, derechos a la educación y participación en la sociedad. La escuela inclusiva debe garantizar un proceso de enseñanza-aprendizaje adaptado a las necesidades de cada estudiante y de alta calidad para que sea 100% efectiva.

La educación como método de la inclusión

En muchos países desarrollados, desde hace muchos años se han estado uniendo esfuerzos en la lucha por la educación inclusiva, sobre todo en Italia y España. Pero no fue hasta 1996, cuando el informe de la UNESCO sobre la educación para el siglo XXI, plantea un nuevo modelo para democratizar la educación.

La inclusión centra sus esfuerzos, en apoyar las cualidades y necesidades individuales en un único sistema educativo, proporcionándoles adaptaciones curriculares que cubran las expectativas de educación de los niños y niñas, eliminando las etiquetas excluyentes.

La idea es que las personas llamadas “diferentes” se sientan parte de un grupo y a la vez constituyan una base para fortalecer ciertos valores del resto del grupo, como el respeto, la tolerancia, la colaboración, entre otras.

Durante los últimos 20 años, más de 60 países han unido esfuerzos para lograr una educación inclusiva, sin embargo no todos han logrado un verdadero proceso de inclusión por múltiples factores.

El empeño por lograr una cultura de igualdad donde todos los niños con discapacidad puedan desarrollar al máximo su potencial individual, sólo ha sido exitoso en aquellos países donde ha habido verdaderos cambios estructurales en el ámbito educativo.

¿La educación inclusiva es realmente  efectiva?

Aunque se ha demostrado los muchos beneficios que tiene la educación inclusiva, también es verdad que puede haber consecuencias negativas en este proceso. Entre algunos de los obstáculos que podemos conseguir están los siguientes:

  • Cuando el estudiante se debe adaptar al centro y no al contrario.
  • Cuando hay deficiente planificación y tanto el  plan curricular como los recursos de aprendizaje no se adaptan a las necesidades  específicas del estudiante.
  • Falta de formación, actualización y especialización del profesorado. La plantilla de docentes debe poder adaptarse a diferentes situaciones educativas.
  • Excesivo números de estudiantes en el aula. Este factor no permite que los docentes se centren en aquellos estudiantes con necesidades especiales.

En conclusión la verdadera educación inclusiva no sólo se logra con una simple declaración de intenciones, debe haber profundos cambios estructurales en los sistemas educativos que logren derribar las grandes barreras de discriminación y exclusión que aún existe en nuestra sociedad.